La evolución del caso Megaupload desde que el pasado veinte de enero, hace tres meses, se anunciase la rocambolesca operación policial internacional que cerró la página, encarceló a los principales directivos de la compañía e incautó los bienes de su fundador, empieza a dejar lugar a pocas dudas.
Desde el primer momento lo comentamos: no se trata de defender a Megaupload. Ya habrá abogados para ello. Si han cometido delitos que deben ser llevados ante la justicia, que así sea, dentro lógicamente de los límites de las necesarias garantías judiciales que deben regir, aunque desgraciadamente no siempre rigen, en los estados democráticos. Pero a medida que pasa el tiempo, la "inequívoca imagen" de aquel "gordo delincuente que posaba con armas y coches de lujo" empieza a dejar ver una fotografía un poco diferente: la de una persona que, sin entrar en sus características físicas o en su gusto a la hora de escoger en qué gasta su dinero, ha sido víctima de una de las operaciones más mafiosas, alucinantes, ridículas e injustificadas que hemos podido ver a nivel mundial.
Tres meses después. ¿a qué apuntan todas las evidencias? Por un lado, numerosos
profesionales y
estudiosos del
derecho afirman que, simplemente, no hay caso, que el Estado lo va a tener muy difícil porque claramente se extralimitó en sus actuaciones, y que ha provocado un
daño completamente injustificado a los usuarios legítimos del sistema. Que
el cierre de Megaupload no ha provocado ningún tipo de beneficio para la industria: el tráfico, simplemente,
se ha desplazado a otros sistemas. Pero no solo eso: además,
Kim Dotcom está en libertad, le han sido
devueltos parte de sus bienes injustamente confiscados, se apunta a que hubo
graves irregularidades en su detención, sus
argumentacionessuenan
de lo más razonable, y sus intentos por contratar a buenos abogados y representantes legales en los Estados Unidos se están viendo
dificultados por las acciones del gobierno, que pretende
denegar su derecho a una defensa jurídica justa. Y finalmente, podría incluso que
el juicio ni la extradición siquiera
llegasen a tener lugar: ni siquiera hay cargos suficientes como para poder pedir la extradición. La prueba definitiva de que
todo el caso es una farsa.
Simplemente impresionante. Tres meses después, el caso Megaupload parece algo completamente distinto de lo que los medios contaban y de lo que algunos creían. A veces, las cosas no son lo que parecen. O peor: sí lo son.
Via : Blog de Enrique Dans
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