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¿Existe alguna causa social que no apoye Anonymous? Prácticamente en cualquier frente, alguna célula del grupo hacktivista encuentra la forma de hacerse sentir. En este caso, la protesta va dirigida a varias grandes compañías petroleras que están interesadas en hacer perforaciones en el Ártico para obtener petróleo y gas natural. El grupo ha atacado los servidores de cinco empresas con interés en esta actividad: Shell, BP, Global, ExxonMobil, Gazprom y Rosneft.

El ataque de Anonymous se dio como una muestra de solidaridad con Greenpeace, quien ha comenzado a realizar acciones para desalentar a Shell de comenzar trabajos de extracción en el Ártico. Por ejemplo, este fin de semanas, activistas de la organización ambiental apagaron decenas de bombas de gasolina de la empresa en las ciudades de Londres y Edimburgo. Por su parte, Anonymous logró acceder a los servidores de Shell y otras cuatro compañías, sustrayendo cientos de correos electrónicos y contraseñas, y publicándolos en la red.

La polémica se desató cuando Shell obtuvo el permiso por parte del presidente Barack Obama para hacer perforaciones en Alaska. La compañía se movió hábilmente al invertir en el desarrollo de la comunidad, ganándose la simpatía de varios aliados importantes, quienes apoyaron los planes de extracción a cambio de beneficios económicos. Con el apoyo popular y el respaldo gubernamental, Shell consiguió la entrada al Ártico, a pesar de ser una de las pocas zonas en el mundo que se mantienen vírgenes de la intervención de las petroleras. Por supuesto, cuando el oro negro está en juego, poco importan antecedentes peligrosos como el derrame petrolero en el Golfo de México en 2010.

Anonymous ha estado activo al respecto en las últimas semanas. Además del ataque a los servidores de estas empresas, hace unos días lograron sustraer 300 direcciones de correo de Exxon, las cuales han usado para obtener más información sensible a través del phising (suplantación de identidad). Además, han empleado las direcciones obtenidas para aumentar el número de firmas en la petición de Greenpeace para detener los trabajos de perforación. Oh, la ironía.